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Ramón Casas. La modernitat anhelada

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Cartel de la exposición Ramón Casas

Esta semana visité la magnífica exposición de Ramón Casas i Carbó, «La modernitat anhelada», en el Museu de Maricel de Sitges. Para los que no conozcan Sitges, os daré una pequeña pincelada. Costera población (situada a unos 38 Km al sur de Barcelona), con la cual tengo desde hace años una relación profesional en términos artísticos, pues su belleza junto al bagaje cultural e histórico de esta población es muy notable. A finales del siglo XIX el núcleo urbano se fue poblando con el retorno de los sitgetanos que habían emigrado a América y que con los capitales obtenidos incrementaron el crecimiento de las industrias y la construcción de emblemáticas edificaciones. Todo ello sumado a su bello entorno de viñedos y playas atrajo a los artistas y personajes del mundo de la cultura y la burguesía catalana. Se crearon entidades sociales, teatros y edificaciones de carácter modernista. El propio Santiago Rusiñol hizo construir el Museu del Cau Ferrat y organizar las Fiestas Modernistas. La milenaria historia de Sitges, sus bellas edificaciones y blancas calles, el impulso del mundo cultural, las playas, las segundas residencias y la consecuente llegada del turismo creó en esta villa un ambiente cosmopolita y cultural que hoy en día perdura y se hace patente.

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Vista de Sitges

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Fotografía de Ramón Casas i Carbó

La exposición conmemora el 150 aniversario del nacimiento del pintor  Ramón Casas i Carbó (1866-1932). Podéis encontrar en la web del Museo de Sitges una extensa información sobre fechas (hasta el 19 de febrero de 2017 *), horarios y el recorrido de esta exposición. Yo me voy a limitar a daros mi visión y mis impresiones pictóricas sobre esta magnífica exposición.

En la primera sala encontramos algunos retratos de pintores de carácter más «clásico», de artistas admirados por Ramón Casas como Carolus- Durán o John Singer Sargent, de un virtuosismo y oficio pictórico que te dejan con la boca abierta. Ya en esta misma sala encontramos un autorretrato de juventud del propio Casas que ya denota, dentro de su clasicismo, esta pincelada segura, esa postura quizás algo forzada pero novedosa por su efecto  instantáneo (fotográfico) y especialmente esta factura simplificada en la que ya nos marca la diferencia. También encontramos un  estupendo retrato que Andres Leonard Zorn  realizó al pintor valenciano Joaquin Sorolla. Impresionantes claroscuros y pinceladas de luz en este rostro realizadas con una maestría inmejorable (no he podido encontrar ninguna foto de este retrato  de Sorolla).

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Obra de Carolus-Duran (1837- 1917)

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Obra de John Singer Sargent (1856-1925)

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Ramon Casas. Autoretrato Paris 1883

No he comentado que el Museo de Maricel  es de una belleza sobria del noucentismo, obra del artista y arquitecto Miguel Utrillo. Está ubicado en primerísima línea de mar, en el borde mismo del acantilado  y la vista de esta segunda sala que os comento es de una belleza y espectacularidad únicas. Tres bellas esculturas neoclásicas de desnudos femeninos, de mármol blanco, dos de las cuales son obras de Joan Rebull i Torrijos, decoran esta pequeña y luminosa estancia creando a todo el conjunto una visión realmente bella y única, con el mar omnipresente detrás de la cristalera a la que casi las olas golpean. 

Joan Rebull i Torrijos

Esculturas de Joan Rebull i Torrijos

Joan Rebull i Torrijos

Esculturas de Joan Rebull i Torrijos

Joan Rebull i Torrijos

Esculturas Joan Rebull i Torrijos

En otra estancia podemos admirar los más conocidos retratos de Ramón Casas realizados con lápiz, carboncillo, pastel, gouache o tinta pulverizada. Retratos de la burguesía de su tiempo pero realizados con una técnica y un virtuosismo dignos de un gran maestro, de una modernidad propia de Toulouse-Lautrec o de los que Picasso realizaría influenciado por el propio Ramón Casas. 

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Ramón casas

Retratos al carboncillo, lápiz, acuarela, tinta china de Ramón Casas

Además de Ramón Casas encontramos muchas obras de Santiago Rusiñol (ambos eran amigos con fuertes lazos artísticos y personales). «La Convaleciente», dos niñas una de las cuales intenta consolar a la enferma es de una veracidad que impresiona. El rostro de la enferma refleja de manera sutil y genial el sufrimiento y la tristeza de su estado anímico.

Santiago Rusiñol, "La Convaleciente"

Santiago Rusiñol, «La Convaleciente»

Qué decir de los retratos denominados «de crónica social» o de multitudes. Genial «Corpus. Salida de la procesión», nos da la talla de este pintor que con pinceladas rápidas y precisas nos muestra con realismo, pero con una simplicidad inaudita, el gentío de la multitud, apiñada y en movimiento. Casi podemos oír griterío de la gente y la música festiva.

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Ramón Casas. «Corpus. Salida de la procesión»

Otra faceta de este artista del modernismo: la publicidad. Podemos disfrutar de algunos originales y proyectos de las cromolitografías de «Anis del Mono» o de «Montmartre», «Cigarrillos París», «Els 4 gas», «Pèl & Ploma» o «Codorniu» de una modernidad para la época semejante a la de los mejores cartelistas franceses de su tiempo como Toulouse- Lautrec, Henri Meunier (Automóviles Gobron), Julio Romero de Torres ( «Fiestas, 1902»), carteles que podemos contemplar en esta exposición. También el cartel «La alegría que pasa», de Santiago Rusiñol, es tremendamente expresivo». Curiosos los bocetos preparatorios para » Los adelantos del siglo XX», loza esmaltada que podemos contemplar a su lado. ¡Qué gran inquietud de posibilidades y proyectos!

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Cromolitografías de Ramón Casas

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Cromolitografías de santiago Rusiñol

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Ramón Casas.» Los adelantos del siglo XX»

Este polifacético artista vivió de manera constante el París del noucentismo, la modernidad por aquel entonces, de la que quiso participar y fue uno de sus grandes exponentes junto a Santiago Rusiñol y otros muchos artistas compatriotas. Una de sus obras parisinas, Ball al Mouline de la Galette, representa de manera elocuente su pintura y su paso por la capital de la modernidad. Impresionante el Estudio Erik Satie o el retrato de Ramón Canudes enfermo de Santiago Rusiñol, artista que está muy representado también en esta exposición. También otros artistas, no tan conocidos como Francesc Masriera i Manovens nos deleitan con obras muy bellas como Fatigada.

Ramón Casas. "Ball al Mouline de la Galette"

Ramón Casas. «Ball al Mouline de la Galette»

Santiago Rusiñol. "Ramón Canudes enfermo"

Santiago Rusiñol. «Ramón Canudes enfermo»

Francesc Masriera i Manovens. "Fatigada"

Francesc Masriera i Manovens. «Fatigada», 1894.

Me encantan estas escenas interiores de mujeres que realiza Casas, en la intimidad del hogar o en actitudes íntimas, como en el baño o la cocina. La pereza, , Interior o Preparando el baño, son unos buenos ejemplos que de alguna manera anticipan las visiones «voyeristas» de Edward Hopper.

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Ramón Casas. «La pereza», 1898

 

Interior

Ramón Casas. «Interior», 1895

 

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Ramón Casas. «Preparando el baño»

Espléndidos los retratos de su bella amante y musa, la florista y vendedora de lotería Júlia Peraire (Casas tenía 39 años y Júlia 17 cuando se conocieron), relación que no fue bien vista por la sociedad de su época por lo que acabó casándose años más tarde.

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Ramón Casas. Retratos de Júlia Peraire

Una estancia aparte para los desnudos realizados por Casas, de una sensualidad y de una delicadeza magistral. Escorzos muy novedosos (realizados algunos a partir de la incipiente fotografía) con sutiles tonalidades de la piel femenina que modelan la figura en todo su volumen, pero al mismo tiempo, con una economía de medios y una simplificación de gran inovación para su época. Esta gran capacidad de síntesis que contienen sus obras junto a la captación fiel del momento, casi fotográfico, nos da la talla del pintor. Ninguna pincelada es banal ni arbitraria, con rápidos y breves toques de pincel nos explica la realidad de manera casi mágica. «Flores deshojadas», «Desnudo femenino de escorzo» o «Desnudo femenino, 1898», son una buena muestra.

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Ramón Casas. «Flores deshojadas»

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Ramón Casas. «Desnudo femenino de escorzo»

En definitiva, una muestra, en que si bien Ramón Casas es el protagonista, podemos también disfrutar de artistas premodernistas, de grandes obras de Santiago Rusiñol, dibujos espléndidos de Zuloaga o Utrillo, carteles originales, algún Toulouse-Lautrec, Picasso y Sorolla, etc., obras de su entorno contemporáneo en las que la modernidad se impone con los nuevos inventos como protagonistas (la bicicleta, el automóvil, la publicidad, etc). Una exposición que hay que disfrutar viéndola in situ, en este Museo tan bello que realza aun más su estética. Una obra, especialmente la de Ramón Casas, que se aprecia verdaderamente no en los libros o reproducciones sino del natural, donde se observa la riqueza de matices en los colores aparentemente neutros o «clásicos», con esa pincelada sintética, segura,  espontánea pero precisa,  que nos transmite  la realidad de su época a través de una técnica sublime y una puesta en escena diría mágica. A mi juicio nada que envidiar estos artistas del noucentismo catalán, especialmente Casas y Rusiñol, y tantos otros que no están representados en esta exposición, Eliseo Meifrén, Francesc Gimeno, Isidre Nonell, Joaquim Mir,… con sus contemporáneos franceses, Degàs, Manet, Berthe Morisot, Toulouse- Lautrec,.. que han sido, merecidamente, situados en la categoría de artistas universales.

Por último deciros que si vais a la exposición podéis también ver con la misma entrada, el Museu del Cau Ferrat, colección permanente de obras de estos autores modernistas junto a una gran variedad de dibujos, antigüedades, muebles, esculturas, alabastros, vidriería, piezas precolombinas, prerromanas, bustos medievales, etc., que podríamos disfrutar durante todo un día sin podérnoslo acabar.  Tomaros pues vuestro tiempo para ver ambas muestras con tranquilidad. ¡Os garantizo que vaís a disfrutar!

* Los que no estéis cerca de Sitges podréis verla, en otro entorno, en una exposición itinerante en Madrid y Palma de Mallorca, pero no todas las obras. Ver información)

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