Desde los principios de la historia de la pintura los reyes, grandes hombres, políticos y figuras eclesiásticas se han hecho retratar por los artistas para, en muchos casos por vanidad, perdurar en la historia o simplemente como representación del estatus social del retratado.
Hemos de tener en cuenta que hasta mediados del siglo XIX la fotografía aun no existía y el retrato, aparte de ser un motivo artístico que conmemoraba hechos de la historia, debía tener un parecido que interpretase claramente la identidad psicológica y física del retratado.
Como consecuencia lógica los artistas, en la mayoría de los casos, se representaron a ellos mismos también para perpetuar su imagen, pero principalmente y debido a su fácil disponibilidad, para poder analizar en la figura humana y en el rostro con mayor profundidad. El autorretrato es uno de los sistemas más útiles para aprender a dibujar y pintar la figura humana o el rostro. Muchos son los artistas que hicieron de su rostro numerosas representaciones a lo largo de su vida, como es el caso de Rembrandt o Van Gogh, este último debido en parte a su falta de recursos para encontrar modelos disponibles.
A partir del siglo XX, una vez ya consolidada la fotografía, el artista ya no intenta tanto representar el parecido físico sino más bien hacer una interpretación psicológica y fundamentalmente plástica, como ocurrió también con los otros temas pictóricos: el paisaje o el bodegón. Es el caso de Picasso y en general de los artistas de la primera mitad del siglo XX.
Yo mismo me he autorretratado en algunas ocasiones, todo ello con ayuda de un espejo, luz lateral y mucha concentración, ya que el retrato requiere una observación minuciosa de los rasgos y de sus proporciones. Como curiosidad me gustaría mostraos en orden cronológico algunos de ellos, en los que como veréis los cambios de estilo están bien patentes también en el autorretrato, la cual cosa sirve a su vez para ver la evolución técnica y estilística del artista.
Hola Guillermo, encantadora esta entrada sobre tus autorretratos. Y te envidio porque yo no me he prestado atención en este sentido y ahora me arrepiento. Y al día de hoy no me veo como fuente de inspiración, la verdad.
Hola Isabel Pues si, como explico más arriba me encantaba el reto y la gran dificultad del retrato, y ¿ quién más paciente que yo mismo podía encontrar para posar? En esta época de los primeros autorretratos "en serio" admiraba ( y admiro hoy día) a Velázquez. Cuando miraba sus retratos pensaba: cuanto arte, psicología y destreza hay en estos rostros de aquella España oscura. Después Van Gogh me hizo descubrir el color y la intensidad cromática, y de esta también intenté plasmar los momentos de mi vida. Creo con sinceridad que el rostro, aunque envejezca, también puede seguir siendo fuente de inspiración y así aplicar tus propias experimentaciones pictóricas con el aislamiento que requiere la pintura.
Gracias por tu comentario y también te deseo un buen verano en tu casa de Canseco, y por supuesto felicidades por tu exposición y tus espléndidos paisajes (La Espera II me ha conmovido)
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Hola Guillermo, encantadora esta entrada sobre tus autorretratos. Y te envidio porque yo no me he prestado atención en este sentido y ahora me arrepiento. Y al día de hoy no me veo como fuente de inspiración, la verdad.
Te deseo un buen verano. Un abrazo, Isabel
Hola Isabel
Pues si, como explico más arriba me encantaba el reto y la gran dificultad del retrato, y ¿ quién más paciente que yo mismo podía encontrar para posar? En esta época de los primeros autorretratos "en serio" admiraba ( y admiro hoy día) a Velázquez. Cuando miraba sus retratos pensaba: cuanto arte, psicología y destreza hay en estos rostros de aquella España oscura. Después Van Gogh me hizo descubrir el color y la intensidad cromática, y de esta también intenté plasmar los momentos de mi vida. Creo con sinceridad que el rostro, aunque envejezca, también puede seguir siendo fuente de inspiración y así aplicar tus propias experimentaciones pictóricas con el aislamiento que requiere la pintura.
Gracias por tu comentario y también te deseo un buen verano en tu casa de Canseco, y por supuesto felicidades por tu exposición y tus espléndidos paisajes (La Espera II me ha conmovido)